Operación del ligamento cruzado anterior: Guía completa

La operación de ligamento cruzado anterior es una cirugía de rodilla relevante debido al importante papel de este ligamento en el funcionamiento normal de la articulación.

El ligamento cruzado anterior conecta el hueso de la espinilla (tibia) con el hueso del muslo (fémur) y, cuando se desgarra o se rompe (generalmente por un impacto o por un movimiento de hiperflexión o hiperextensión a alta velocidad mientras se realiza actividad física) provoca que la rodilla se afloje, causando inestabilidad y dolor.

Normalmente, la operación de ligamento cruzado implica una reconstrucción del mismo utilizando un injerto, y debe realizarla un cirujano ortopédico o especialista en órtesis.

¿Por qué se realiza la cirugía de ligamento cruzado anterior?

El ligamento cruzado anterior es un tejido conectivo, pequeño y grueso, situado en el centro de la rodilla.

Su función es «frenar» el desplazamiento anterior de la rodilla, limitando la rotación tibial y la angulación externa e interna cuando la articulación está completamente estirada.

Si debido a un accidente o un movimiento seco, el ligamento cruzado se daña, desgarra o rompe, se experimenta un fuerte dolor en la rodilla, hinchazón, restricción de movimiento, inestabilidad e incluso bloqueo articular.

Aunque puede optarse por un tratamiento conservador, en la mayoría de los casos se recomienda una cirugía para garantizar la estabilidad de la rodilla y reducir el riesgo de ruptura de meniscos.

De hecho, el principal motivo de lesión en el ligamento cruzado es un fuerte impacto, una tracción excesiva o un giro demasiado brusco en el que pueden verse afectadas otras estructuras de la rodilla como meniscos, cartílagos o ligamentos laterales.

La cirugía de ligamento cruzado se recomienda cuando:

  • La rodilla «se afloja» al hacer actividades habituales (andar, subir escaleras, etc.)
  • Hay dolor de rodilla intenso y continuo.
  • La lesión impide practicar deporte.
  • Otros ligamentos de la rodilla también están dañados.
  • Hay ruptura de uno o ambos meniscos.
  • Se ha seguido un programa de rehabilitación, pero la rodilla sigue siendo inestable.
  • Imagen de resonancia magnética o resonancia magnética de la articulación de la rodilla

Procedimiento de la operación de ligamento cruzado

La cirugía de ligamento cruzado consiste, básicamente, en sustituir el ligamento cruzado roto por otro tendón, pudiendo utilizarse un autoinjerto (el tendón de la rótula o uno de los tendones isquiotibiales del propio paciente) o un aloinjerto (de una persona fallecida).

Respecto a la cirugía de reparación, solo se realiza en caso de fractura por avulsión, es decir, cuando un ligamento y un trozo de hueso se separan del resto del hueso.

Para la operación de ligamento cruzado anterior reconstructiva se emplea la «cirugía artroscópica», una técnica que consiste en hacer pequeñas incisiones alrededor de la rodilla.

Estas incisiones permiten introducir diferentes instrumentos en su interior, incluyendo una cámara para revisar el estado de los ligamentos y el resto de tejidos.

Después, el ligamento roto se retira con una rasuradora.

En caso de realizar un autoinjerto, el cirujano realizará durante la misma operación una incisión más grande para extraer el tejido correspondiente.

El siguiente paso será introducir tornos quirúrgicos por las incisiones para hacer pequeños agujeros y túneles en el hueso de la rodilla.

Estas cavidades servirán para introducir el nuevo tejido, que quedará fijado en ellas con tornillos o grapas.

Por último, el cirujano cerrará las incisiones (normalmente con puntos de sutura).

Riesgos asociados a la cirugía y posibles secuelas

La cirugía artroscópica ofrece muchas ventajas para la operación de ligamento cruzado.

Para empezar, facilita el trabajo y permite visualizar mejor las estructuras de la rodilla.

Con este tipo de intervención también se realizan incisiones más pequeñas que con una cirugía abierta, reduciendo el riesgo de complicaciones e infecciones en la herida.

Además, la artroscopia puede emplearse como herramienta diagnóstica para detectar otros daños en la rodilla.

Aunque los resultados de esta cirugía son muy efectivos, dependiendo del tipo de lesión y su gravedad algunas personas pueden seguir sufriendo dolor e inestabilidad en la rodilla, siendo necesario hacer una reconstrucción del ligamento cruzado anterior «de revisión».

Respecto a posibles riesgos de la operación de ligamento cruzado por artroscopia, son las mismas que cualquier cirugía con anestesia (reacción alérgica, sangrado e infección).

Dentro de las secuelas específicas, podemos enumerar:

  • Coágulos de sangre en la pierna.
  • Lesiones en vasos sanguíneos cercanos.
  • Pérdida de rango/amplitud de movimiento limitada.
  • Debilidad de la rodilla.
  • Aflojamiento del tendón.
  • Crepitación (ruido chirriante en la rótula).

Cuidados antes y después de la operación

Aunque puede realizarse inmediatamente después de la lesión, precipitarse para operar el ligamento cruzado anterior puede aumentar el tejido fibroso y provocar una pérdida de movimiento posterior (artrofibrosis).

Por eso, los expertos recomiendan retrasar la cirugía hasta que baje la hinchazón, se haya recuperado la amplitud de movimiento y se pueda flexionar la pierna sin problema.

Si el dolor lo permite, también puede aconsejarse hacer ejercicios para aumentar la amplitud de movimiento y recuperar fuerza en la rodilla poco después de la lesión.

Será el especialista encargado de la operación quien recomendará qué medicamentos se deben tomar o qué pasos seguir hasta la intervención.

Postoperatorio y cuidados

La cirugía artroscópica suele realizarse de manera ambulatoria, y normalmente no requiere ingreso hospitalario.

Durante el postoperatorio del ligamento cruzado, es normal sentirse algo fatigado y necesitar analgésicos para el dolor.

También son normales la hinchazón en la rodilla, el entumecimiento alrededor de las incisiones o los moratones en espinilla y tobillo, aunque todos estos síntomas desaparecerán con los días.

Para el correcto cuidado de las incisiones, hay que mantenerlas limpias y secas, y prestar atención a señales de infección, pero con esta técnica el riesgo es más bajo.

Por último, la fisioterapia ayudará a recobrar el movimiento y la fuerza en la rodilla, aunque el período para retomar las actividades o deportes habituales dependerá de cada persona.

Ante una cirugía por rotura del ligamento cruzado anterior, existe miedo a recaídas, a tener que pasar de nuevo por el quirófano o a que la rodilla no recupere toda su funcionalidad.

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